Primer banquete de apoyo al fondo universitario plan padrino

Pereira, 12 de agosto de 2010 

Estimadas y estimados amigos: 

Cuando nuestra Vicerrectora de Responsabilidad Social y Bienestar Universitario, doctora Diana Patricia Gómez Botero, puso sobre la mesa la realización de un evento que llamara a la solidaridad para con los estudiantes en condiciones de vulnerabilidad de la Universidad Tecnológica de Pereira, debo confesarles que sentí un cierto desasosiego; se lo difícil que es convocar la filantropía en estos días de crisis y sobre todo, cuando la causa Universitaria no ha estado precisamente en el menú de alternativas que suelen beneficiarse de las donaciones. No obstante, fiel a mi forma de ser, que me impulsa a cortejar lo innovador, y conociendo la habilidad y la pasión que acompañan a Diana en todo lo que emprende, tomamos el riesgo de realizar este Primer Banquete de Apoyo al Plan Padrino, que hoy gracias a todos ustedes nos llena de optimismo. La ola de respaldo y cariño que hemos percibido, con la iniciativa y con la Universidad, nos emociona y compromete, haciéndonos evocar la tradición solidaria de esta comarca. Fue con acciones como estas que nuestros mayores construyeron el Hospital Universitario San Jorge y la Villa Olímpica entre muchas otras gestas de nuestro pasado reciente. 

Cuando asumí a rectoría de la Universidad Tecnológica de Pereira, nos pusimos en la tarea de hacerla crecer después de un período de relativo estancamiento; este crecimiento que triplicó la matricula precedente, le abrió posibilidades a jóvenes bachilleres que en otras circunstancias tenían vedado el ingreso a la Educación Superior. Fue necesario crear regímenes de excepción en el ingreso para que pudieran entrar jóvenes provenientes de minorías sociales, como afrocolombianos, indígenas, desplazados y reinsertados que sometidos a la competencia general de puntajes Icfes no tenían posibilidades de ingresar; cinco cupos en cada programa fueron creados para estos sectores; de manera similar, creamos el régimen especial para los jóvenes de los Municipios de Risaralda diferentes a Pereira y Dosquebradas, expuestos a la misma debilidad, de tal manera que actualmente en cada programa pueden ingresar 12 estudiantes, uno por cada Municipio y por cada programa, naturalmente ingresan, los mejores entre los inscritos. 

Esta política de ampliación con criterio social, ha permitido que la Universidad no pierda su sentido público, y por el contrario fortalezca la participación de sectores en debilidad, al punto que de la matricula total que sobrepasa los 15.000 estudiantes, más de la mitad provengan de hogares estrato 1 y 2; y que más del 85% sea proveniente de hogares, de estratos 1, 2 y 3. 

También ha permitido dar un salto monumental en términos de equidad con la provincia, logrando que hoy más de 1.800 estudiantes de la UTP pertenezcan a los 12 Municipios de Risaralda, excluyendo Pereira y Dosquebradas; se ha multiplicado por seis veces la presencia anterior, que era francamente muy precaria; en el año 2000, la presencia de estudiantes de estos Municipios apenas superaba los 300 y concentrada en los más cercanos, Santa Rosa y la Virginia; los 10 Municipios restantes no alcanzaban a tener en conjunto siquiera los 100 estudiantes, además de una altísima deserción; hoy la matricula proveniente de estos Municipios apartados supera los 700 estudiantes, multiplicándose casi por ocho con relación al año 2000. Una verdadera revolución silenciosa está en marcha en la provincia Risaraldense. 

Para ello han sido definitivos el Programa Risaralda Profesional y los Centros Regionales de Educación Superior – CERES. El primero liderado por la Gobernación del Departamento de Risaralda, con participación de las Alcaldías, el Icetex, Atransec, la Asociación de Transportadores, y de la propia Universidad, que provee un acompañamiento especial integral, y que ha permitido apoyar a 398 estudiantes de estos doce Municipios, que adelantan estudios dentro del Campus en todas las disciplinas. No pagan Matrícula, tienen apoyo para transporte entre los Municipios y la Universidad, y los de zonas más apartadas gozan de apoyo para vivienda y alimentación. Además jóvenes que tienen la responsabilidad de trabajar proyectos en los Municipios durante su formación y trabajar al menos una año en sus Municipios de origen después de finalizar sus estudios. 

Con respecto a los CERES, que también trabajamos con la Gobernación y las Alcaldías, llevamos el programa de Tecnología Industrial y Licenciaturas en Educación de manera presencial y con metodología especial a cuatro Municipios, así: en Quinchía atendemos 201 estudiantes, en Mistrató 206 estudiantes, aquí acuden algunos de Belén de Umbría y en Pueblo Rico atendemos 33 estudiantes, para un total en los CERES de Risaralda por cuenta de la UTP de 440 estudiantes, que incluyen 151 indígenas que se forman como Maestros en las Licenciaturas de la Facultad de Educación; 75 en Quinchía y 76 en Mistrató. 

Debemos reconocer además que otras Universidades también participan de los CERES y entre todas aportan una suma similar a la de la UTP, lo que da idea del gran salto hacia la provincia que ha hecho la Educación Superior. Estas cosas animan, y nos hacen sentir que estamos construyendo país. 

Algo similar en cuanto apoyos ha ocurrido con la Alcaldía de Pereira con los jóvenes de los sectores pobres de Pereira, Sisbén 1 y Sisbén 2, que reciben apoyo de matrícula cuando no están en condiciones de sufragarla, facilitando el acceso a la Universidad. Igualmente la Alcaldía aporta al programa del bono alimenticio y financia estudiantes del programa en Gestión del Turismo Sostenible y copatrocina los procesos de articulación con la educación media en algunos colegios. 

Con la Alcaldía ciertamente trabajamos de la mano en muchos proyectos de alcance estratégico, en particular el de la Red de Nodos de Innovación que busca promover el emprendimiento a escala masiva como estrategia de desarrollo, cuyo nodo central estará en la Universidad y para el cual la Alcaldía aporta recursos cercanos a los dos mil millones de pesos y que aspiramos tener en funcionamiento el próximo año. 

Participamos además en la Alianza Agroindustrial de Risaralda, junto a la Gobernación, algunas alcaldías, Universidades, el Sena y el sector privado con apoyo del MEN, promoviendo y ofertando los programas técnicos y tecnológicos, en un ambicioso proceso de articulación con los colegios de educación media, que les permite cursar el primer año de estudios en simultaneidad con los grados 10 y 11. A la fecha tenemos 668 estudiantes articulados de algunos colegios de los Municipios, incluido Pereira, zona urbana y rural, en los tres programas técnicos que ofrece la Universidad: Mecatrónica, Agroindustria y Turismo Sostenible. Estos programas técnicos, además de responder a las apuestas productivas de la región, se ofrecen por ciclos de manera que los jóvenes después de recibir la titulación como técnicos profesionales, un año después de salir del colegio, pueden continuar o regresar para continuar su formación hasta el ciclo profesional. 

Como es apenas natural, este enorme crecimiento con sesgo social, ha traído nuevos retos para la Universidad: por un lado un aumento en la deserción que implica el abandono de los estudios por parte de los estudiantes con la perdida de esfuerzos, recursos y frustraciones que ello implica y, por el otro, la necesidad de nuevos recursos y programas de apoyos socioeconómicos para acompañar las diversas estrategias de retención de una población con enormes carencias que ha hecho ingreso a la Universidad. 

El programa de lucha contra la deserción que hemos creado, trabaja de manera integral con los estudiantes anticipando sus debilidades y tratando de mitigarlas de manera oportuna, siendo un tema tan complejo podemos darnos por bien servidos manteniéndola a raya. 

Operamos programas de Bonos de transporte, Bonos de matrícula, Bonos alimenticios, monitorias sociales, para aliviar la situación de la población estudiantil sujeta a carencias de diverso orden. Aprendimos entre muchas otras cosas, que el costo del transporte se vuelve una barrera para el ingreso y permanencia de los estudiantes y que tenemos que ser muy creativos y justos a la hora de enfrentarnos a los problemas de los estudiantes. 

La Universidad ha querido replantearse en el tema social, adoptando los nuevos conceptos que sobre Responsabilidad Social surcan el planeta y que invitan a pensar la sociedad como un todo, pensando en los impactos que por acción o por omisión estamos provocando, alineándonos para aportar a la sostenibilidad social y ambiental. Nos movemos dentro de la certeza de que no estamos solos, nuestro bienestar depende del de los demás. 

Estas nuevas demandas nos impulsaron a salir del estrecho marco de una sección de Bienestar Universitario y trascender a la creación de una Vicerrectoría de Responsabilidad Social y Bienestar Universitario, que proyecta el tema social de una manera envolvente en el interior y en el exterior de la Institución. 

Por ello estamos articulando con todos los esfuerzos públicos y privados de la ciudad y el Departamento, para trabajar el tema social. De particular interés es estar al lado del proyecto Risaralda Región Responsable, con la escuela de formación en responsabilidad social “Formarse” que busca crear capital social en la materia con los profesores y los estudiantes de las universidades para que bajen al tejido empresarial y social, estos nuevos conceptos de la ética y lo social. 

No somos asistencialistas, quien recibe el apoyo debe aportar 4 horas semanales de trabajo, en un voluntariado estudiantil que asume distintas labores dentro y fuera del Campus. Un pequeño ejército de voluntarios formados en responsabilidad social trabajan o están disponibles para la acción a través de proyectos estructurados y con acompañamiento académico, coordinado o proveído por la Vicerrectoria de Responsabilidad Social y Bienestar Universitario, en infancia, en cultura ciudadana, en medio ambiente, en tutorías pares, para apoyar los programas anti deserción y en diversas actividades asociadas a lo social. 

Como es de suponer la complejidad de la tarea que debe cumplir la Universidad excede nuestra capacidad financiera, por ello hemos debido acudir a la solidaridad de terceros como ha ocurrido con Audifarma, Atransec, Asentur y otros más que nos apoyan de manera sistemática y a quienes agradecemos hoy de manera pública, pues, nos han permitido avanzar y avizorar nuevos caminos, como hoy lo estamos evidenciando. 

La Asociación de Egresados de la Universidad, también está involucrada en los apoyos a los estudiantes; está promoviendo con la Vicerrectoría de Responsabilidad Social y Bienestar Universitario, una campaña de donaciones que financie un proyecto para dotar la universidad de terrazas de esparcimiento y estudio para los estudiantes. El doctor Cesar Castillo Ramírez picó en punta, entregará la primera esta semana, construida en tiempo record bajo su dirección y justo para ser entregada durante la XVI Convención Nacional de Egresados que instalaremos mañana. El doctor Eduardo Castrillón Trujillo, se apresta para construir la segunda, y el doctor Maurier Valencia Hernández, hace fila en el mismo sentido. Para todos ellos nuestra admiración y agradecimiento. 

Definitivamente la Educación Superior es la puerta del éxito para cualquier individuo, facilitar que quienes sufren la discriminación puedan lograrlo, es un aporte invaluable al futuro. Todos necesitamos de manos amigas para progresar. La vida es una cadena de servicio, todos algún día recibimos apoyo y estamos obligados a devolverlo a la cadena. Solo así sobrevive la sociedad. 

Conozco personas que en el anonimato se han impuesto la tarea de apoyar un estudiante para sacarlo adelante, que buen ejemplo. Nadie es responsable de nacer en un hogar pobre o alejado de los sitios donde están las Universidades. 

En nombre de la Comunidad Universitaria y de los jóvenes que merced a sus donaciones van a progresar, les doy infinitas gracias. 
Gracias también a todas las personas que con su trabajo han hecho posible el Banquete y sus buenos resultados, a Patricia López Gómez, directora de Protocolo de la Universidad, alma y nervio de la propuesta, tanto del Banquete como de las terrazas, y a los funcionariosde la Vicerrectoría de Responsabilidad Social y Bienestar Universitario, que le han puesto el alma a la tarea. 

Gracias a los gobernantes locales que nos acompañan, al señor Obispo a las autoridades, a la señorita Risaralda, a las reinas. A las señoras de la sociedad que nos rodean con su cariño a los patrocinadores, a los empresarios, a los donantes, al Club del Comercio, a los funcionarios y docentes de la Universidad Tecnológica de Pereira, que nos estimulan con su apoyo y presencia: que lección tan hermosa de solidaridad social. 

Muchas, muchas gracias. 

LUIS ENRIQUE ARANGO JIMENEZ 
Rector

Fecha de expedicion: 2010-08-12