Estas discusiones se dan en medio de un escenario muy preocupante: una escasa participación de los diferentes estamentos universitarios y de la sociedad en torno al tema y una creciente violencia en el seno de la universidad y en contra de ella. La guerra y la descomposición están haciendo de la universidad un campo de batalla más, en medio de una grave indiferencia cuando no de un temor plenamente justificado.

Aunque nuestra universidad no ha tenido antecedentes graves de violencia, no está ajena a la situación que acecha a la educación superior y debe procurarse las formas de actuación que la protejan de la presencia de hechos de violencia y guerra que lesionen su discurrir interno. De lo que si se sufre es de la escasa participación, que podría explicarse por la indiferencia, el temor generalizado y el cansancio hacia las formas tradicionales de deliberación y acción reivindicativa, pero que de ninguna manera justifica la inexistencia de una vida democrática y académica intensa al seno de la universidad, como debe ser conforme a su propia naturaleza.

Como se señaló en la convocatoria de la Mesa de Trabajo «Por un acuerdo de Civilidad Universitaria»: No obstante el desenvolvimiento de los acontecimientos al interior de la universidad, en los que se expresan
manifestaciones de polarización, existen las condiciones y la posibilidad de generar la voluntad política para que sin abandonar posiciones, ni renunciar a las propuestas y políticas, se construya un Gran Acuerdo Utepista, para garantizar la plena libertad de expresión, definir unas reglas mínimas para el debate y trámite del conflicto y la defensa y preservación del patrimonio público universitario.

El eje de este acuerdo de civilidad universitaria que se propone es la concertación de unas reglas mínimas para el debate y el trámite del conflicto interno. Alrededor de ellas, se puede estimular y hacer creativo el
conflicto, la deliberación y el debate; lo mismo que constituir una coraza que impida que, so pretexto del conflicto que vive el país o de las disputas internas, ingresen a la universidad formas de expresión violentas que atentan contra la integridad física de los miembros de su comunidad o contra su infraestructura. Un acuerdo de esta naturaleza puede animar a muchos estudiantes, trabajadores y docentes a volver a los escenarios del debate, hoy a nuestro pesar tan poco concurridos.

Se debe incluir la plena garantía de la libertad de expresión al lado de la defensa y preservación del espacio público universitario, pues nuestra institución, como fruto del proceso de reconstrucción, esta viviendo un momento privilegiado, al ser dotada de una nueva y completa infraestructura, patrimonio de los actuales y futuros componentes de la comunidad universitaria, que debe ser protegida sin que se lesione la libertad de expresión. Así como hay quienes consideran la estética una agresión a la libertad de expresión, hay importantes sectores que desean proteger estos bienes y sostienen que la libertad de expresión es bien diferente a la libertad de destrucción.

El Acuerdo de Civilidad busca encontrar consensos entre estas posiciones, en un ejercicio de construcción colectiva ajeno a la pretensión de que existan vencedores, mas bien con la intención que nadie se sienta derrotado; de tal manera que todos los sectores de la vida universitaria se vean aportando y gane exclusivamente la academia, la vida democrática y la convivencia universitaria. El acuerdo que se propone, puede ser preparado por una comisión representativa, para ser luego sometido a una amplia discusión y posteriormente a una refrendación general mediante un mecanismo de participación democrática como el plebiscito universitario.

Sacar adelante una experiencia de construcción de consenso sobre reglas mínimas de convivencia, como la que se propone a la comunidad universitaria, con certeza abre el camino a nuevos procesos de acuerdo
alrededor de temas de trascendencia para la vida de la Universidad Tecnológica de Pereira, como patrimonio público de los habitantes de la región.

Pereira, 29 de mayo de 2001

LUIS ENRIQUE ARANGO JIMENEZ

Rector

Fecha de expedicion: 2001-05-29