Homenaje al Dr. Carlos Alberto Botero López
Agosto de 2006
Las Universidades pretenden que sus egresados sobresalgan en el ejercicio laboral, porque al fin y al cabo ello representa la mejor validación de que la formación que ellos recibieron respondió a las expectativas que la sociedad le traza a sus mejores representantes.
Cuando un egresado tiene éxito; como académico, como empresario o como Gobernante, la institución que lo formó como profesional, se siente satisfecha y deseosa de gritarlo a los cuatro vientos; no sólo porque el reconocimiento social anima a los que se esfuerzan por destacarse y construir país, impulsándolos a continuar la tarea con mayor ahínco y dedicación, en la seguridad de que su labor es visible y admirada, sino porque las nuevas generaciones siempre buscarán en el ejemplo una fuente permanente de inspiración.
Con este criterio de pensamiento, el Consejo Superior decidió crear la orden al Egresado Distinguido, que otorga la Universidad a aquellas personas que a juicio del Consejo de la Orden, se hayan destacado de una manera notable, y ha sido costumbre aprovechar la Convención Nacional de Egresados para otorgar esta distinción. En la Convención realizada hace seis años el galardonado fue el Dr. Jorge Enrique Giraldo Nieto, ilustre empresario, paradigma de responsabilidad social y espíritu cívico; hoy el Dr. Jorge Enrique Giraldo nos acompaña en el Consejo Superior de la Universidad como representante de los gremios productivos de la ciudad, hecho que nos regocija y complace. Hace cuatro años, la condecoración le fue otorgada al Ingeniero Industrial, Rafael Horacio Ruiz Navarro, Mayor General de la República, quien se desempañó como Inspector General del Ejército Nacional y fue merecedor de múltiples condecoraciones por su valor y servicios a la Patria. Y, hace dos años, fue exaltado el Dr. Juan Guillermo Ángel Mejía, exalcalde de Pereira, expresidente del Congreso de la República, exrector de la Universidad Tecnológica de Pereira, tutor incondicional de la misma y quien hoy se desempeña como representante de los exrectores ante el Consejo Superior.
Hoy, la Condecoración recae en una persona, de sencillez excepcional, que de manera sistemática fue construyendo un camino hasta convertirse en la primera autoridad del Gobierno en el Departamento de Risaralda, un hombre polifacético y discreto, pero seguro, que sin aspavientos viene generando un estilo diferente de gobernar signado por el rigor y los resultados. Me refiero al Dr. Carlos Alberto Botero López, joven médico, que ha incursionado en la política de manera exitosa, pero sobretodo, que ha hecho las cosas bien, con sacrificio, con honradez y con compromiso social. Un hombre afable que a veces parece distante por su seriedad y franqueza, pero que ha demostrado coherencia en su discurso y en su práctica, atributos poco frecuentes en el accionar político contemporáneo.
Veamos quién es Carlos Alberto Botero López y cómo se forjó su destino:
Nació en Pácora (Caldas), en 1965. Pocos meses después su familia se trasladó a Marsella, luego a Chinchiná y por último a Dosquebradas; allí, estudió la primaria y el bachillerato en el Colegio Salesiano. De sus padres Javier Botero López y Ofelia López de Botero, una pareja de docentes y comerciantes, heredó un legado incalculable: la educación, además de un espíritu empresarial que ha marcado su vida.
Desde pequeño se destacó por su excelente rendimiento académico, mostrando un marcado interés por la biología el cual después derivaría en su pasión por la medicina, al mismo tiempo, sus inclinaciones como comerciante fueron evidentes desde niño. Aún recuerda como se inició en el mundo de los negocios: a los 7 años empecé vendiendo pólvora, sé que es una barbaridad, pero la primera noche de trabajo me gané como 45 mil pesos. Eso era un infierno de plata hace 32 años. Desde ahí me empezó a gustar el negocio, la empresa. En el colegio vendió calcomanías, artículos de papelería y comestibles. Era ahorrativo, trabajador y le gustaba invertir en nuevos negocios. Sus habilidades empresariales hicieron prosperar sus inversiones con la misma rapidez con la cual quedó en bancarrota en varias ocasiones. Gimnasios, papelerías, billares, estanquillos, compra-venta de carros y de motos, comercializadoras de películas de video, artes gráficas, se cuentan entre las actividades económicas en las que el Dr. Botero López ha incursionado desde aquella noche en la cual obtuvo sus primeras ganancias.
Inició estudios universitarios hacia el año 1983 en el Programa de Medicina de la Universidad Tecnológica de Pereira; tan pronto como los terminó, ingresó como interno rotatorio al Hospital Regional del Sagrado Corazón de Cartago. La rutina en este hospital era exigente, con turnos de hasta más de 24 horas y con casos de cirugía complejos; el entrenamiento recibido en la Universidad fue puesto a prueba atendiendo hernias, cesáreas, heridas de tórax, entre otras cirugías que hoy día no se permite que un médico general las realice.
Después, se trasladó a trabajar en el Hospital Local de Ulloa-Valle, donde el trajín diario era menor que en Cartago, pero la responsabilidad era mayor, ya que con frecuencia lo designaban como director encargado del hospital.
Posteriormente, cursó estudios de Gerencia de Servicios de Salud en la Universidad Cooperativa de Colombia. En el año 1993 ingresó a trabajar como médico general al Instituto del Seguro Social de Pereira y al Hospital Santa Mónica de Dosquebradas, donde en el año 1995 fue nombrado como director. Dicho nombramiento desató polémica al interior del Hospital, tal como él mismo lo explica: consiguieron 5.000 firmas para que no estuviera allá, porque yo no era conocido, tenía veintinueve años, era muy joven y el doctor que había ahí lo querían mucho, llevaba 15 años. Finalmente el nombramiento fue aceptado y en dos años y ocho meses el Dr. Botero logró convertir al Hospital de Santa Mónica en un hospital de segundo nivel y se ganó el cariño de la gente, a tal punto que cuando se retiró del cargo, también se recogieron firmas para impedir su traslado.
Su excelente gestión como director del Hospital Santa Mónica sirvió para que en el año 1998 lo nombraran como director del Hospital San Jorge de Pereira, cargo que desempeñó por cinco años. Recibió un Hospital al borde del cierre, debido a sus altos costos laborales y a la cantidad de deudas acumuladas, lo cual lo obligó a tomar una serie de medidas remediales difíciles para el personal, pero necesarias para garantizar la viabilidad del Hospital y el bienestar de un millón de risaraldenses que dependían de sus servicios.
La experiencia como director del San Jorge lo acercó a las necesidades de la gente, le mostró los efectos de la corrupción y de la ineficiencia administrativa, y más allá de llevarlo a criticar la situación existente, lo llevó a trabajar en la construcción de escenarios alternativos. Con esta premisa e inspirado en cuatro valores: la honestidad, la lealtad, el conocimiento y el empuje, o las ganas como él mismo dice, llegó a la Gobernación de Risaralda.
En su administración el Dr. Botero López se ha comprometido con temas como la pobreza, la desnutrición y el desempleo, además, se ha caracterizado por escuchar a las comunidades; por ello no duda en abrir su despacho ante las solicitudes de la ciudadanía: La gente se quejaba mucho de que no los atendían aquí en la Gobernación, entonces, yo lo único que hago es atender día y noche a la gente, yo les doy cita hasta las 10 de la noche, la gente llega a las 10 y cuarto, 10 y media de la noche los lunes, y aquí los atendemos.
Igualmente, es prioridad para su administración conocer de primera mano las necesidades de la población y recuperar la confianza en el Estado. Vamos a los municipios, a las veredas. Recorremos casi todo el municipio, escuela por escuela, casa por casa, familia por familia, escuchándolos, contándoles lo que estamos haciendo y llevando el programa de seguridad alimentaria, que para mí es una prioridad, porque la gente está aguantando hambre y uno no entiende cómo el campesino con tierra aguanta hambre; enseñándoles que el pedazo de tierra que ellos tienen ahí es para que ellos coman y vivan bien. Entonces estamos educando a la gente. Algo que aprendí es que la clave de un buen gobierno es cambiar la mentalidad de las personas: que cuando lleguemos la gente piense de una forma y que cuando salgamos piensen de otra, que recuperen la esperanza, la credibilidad, la confianza, que vuelvan a pensar que hay gente que lo puede hacer bien y la única forma es con honestidad y con trabajo.
El éxito político del Dr. Botero no ha llegado de la noche a la mañana, es el resultado de un juicioso trabajo forjado a través de innumerables aprendizajes. Hoy como gobernador del departamento de Risaralda, está cosechando los frutos de la labor que realizó en los hospitales Santa Mónica y San Jorge. Sobre este particular, quiero hacer alusión a un episodio importante para comprender el talante político del Dr. Botero:
Cuando en septiembre de 2002, siendo director del Hospital San Jorge, se enteró de que no se podría realizar el proyecto de integración regional liderado por su equipo de trabajo, que buscaba complementar los servicios de salud entre los municipios de Risaralda limítrofes con Caldas respondiendo así a las necesidades de la población de Guática y Quinchía que requería servicios médicos en Caldas y de la población de San José de Viterbo que se desplazaban hasta Risaralda, simplemente porque un sector de la dirigencia política lo impedía, el Dr. Carlos Alberto Botero pensó que sí quería cambiar este panorama, de esencia netamente político, debía involucrarse en él como factor decisivo, y a fe que lo hizo, tomando el toro por los cueros, se dio a la tarea de hacerse elegir como gobernador del Departamento de Risaralda. Estaba convencido de que más allá de criticar los errores de la clase dirigente, era necesario proponer una mejor forma de administrar los bienes públicos.
Esta aspiración no dejaba de ser un despropósito. Carlos Alberto Botero era prácticamente un desconocido para el grueso de la población risaraldense, además, se enfrentaba a aspirantes de amplia trayectoria en la contienda política. No obstante, el 30 de septiembre de 2002 decidió renunciar a la dirección del Hospital San Jorge y postularse a la Gobernación de Risaralda. Como él mismo lo recuerda: todo el mundo me dijo está loco, nadie me creía, pero renuncié y me fui. Entonces comencé a hablar con la gente, a plantear el tema.
Como no tenía dinero para financiar esta postulación, no pudo hacer una campaña al estilo tradicional, prefiriendo innovar, salió a las calles de Pereira, Santa Rosa y Dosquebradas a promocionar su campaña, con un golpe publicitario simbólico, regalando rosas amarillas a las mujeres como manifestación de agradecimiento por lo que representan en la sociedad. Así, empezó a dar a conocer su proyecto político y a imponerse dentro de su partido; en menos de 7 meses logró posicionarse como el candidato único del liberalismo a la Gobernación de Risaralda.
Contrario a todos los pronósticos, el 26 de octubre de 2003 ganó las elecciones y fue designado como primer mandatario del departamento.
Al conocer la noticia, su reacción no dejó de ser sosegada y con prudencia evitó falsos triunfalismos. Las razones que habían motivado sus aspiraciones electorales no le permitían que fuese de otra manera, más que un premio, he ganado una responsabilidad les dijo en aquella ocasión a los medios locales, los mismos que al día siguiente encabezaron sus páginas con otra de sus frases: Sólo celebraré en el 2007. Fue el triunfo de un hombre sin pretensiones, que sabía que en adelante su misión sería la de servir a un pueblo de hombres y mujeres con sueños y anhelos no muy distintos a los suyos.
Hoy, a casi un año de terminar su periodo constitucional, la administración del Dr. Carlos Alberto Botero López ha consolidado logros indudables, que nos permiten afirmar sin ambages que ha sido un gran Gobernador, motivo de alegría para esta casa de estudios, cuando sabemos que es el primer egresado de nuestra Institución que llega a esta dignidad en el Departamento de Risaralda, por elección popular. Permítanme, a riesgo de anticipar su discurso, relacionar algunas de sus más importantes realizaciones:
En el tema de salud: Duplicó en dos años el número de personas afiliadas al régimen subsidiado de salud, con respecto a las afiladas en los cuatro años anteriores; gestionó ante el Ministerio de Protección Social la Operación salvamento del Hospital San Jorge, logrando que a finales del año 2005 se firmara un convenio para la reestructuración del Hospital con aportes de la Nación por $26 mil millones y del Departamento por $7 mil 500 millones.
En el tema de educación: Aumentó en cerca de 3 mil 500 cupos la cobertura educativa en Risaralda; creó 5 Centros Regionales de Educación Superior en municipios apartados, donde actualmente se ofrecen programas de Contaduría, Ingeniería de Sistemas, Pedagogía Infantil, Tecnología Mecánica, entre otras; ejecutó obras de rehabilitaciones, mantenimiento y adecuación de 175 instalaciones escolares; incluyó a Risaralda en el Proyecto de Bilingüismo promovido por el Ministerio de Educación Nacional; lideró la experiencia piloto en educación dual, la cual busca formar jóvenes con competencias laborales específicas; institucionalizó la Mesa de Pensadores por la Cobertura y la Calidad de la Educación en Risaralda.
En el tema de vivienda: Logró impulsar 20 planes de vivienda en 11 municipios; atendió el 57% de las 1.229 familias que no contaban con energía eléctrica en 13 municipios de Risaralda, a través de una alianza con la CHEC y con el Comité de Cafeteros; puso en marcha el Plan Pisos Dignos, el cual ha beneficiado a 2.000 familias; promovió la ordenanza mediante la cual se creó la Empresa de Vivienda de Risaralda, que entrará a liderar y coordinar las políticas en esta materia.
En el tema de fomento empresarial y desarrollo rural: Logró reestructurar la Secretaría de Desarrollo Agropecuario; regionalizó el Fondo Emprender y el Fondo FOMYPIME; descentralizó las funciones del INCODER y firmó un convenio por $500 millones para la compra de tierras para desplazados; implementó el Sistema de Información para el Sector Agropecuario; impulsó cadenas productivas de renglones promisorios; puso en marcha el Programa de Seguridad Alimentaria, el cual ha beneficiado a 12.500 familias en su primera etapa y ha sido calificado como programa líder por la Presidencia de la República; fortaleció las cadenas productivas de sectores promisorios; creó la dirección de Turismo y puso en marcha un plan integral de atención de este sector.
En el tema de eficiencia fiscal: Logró que en el año 2005 Risaralda ocupara el primer lugar en desempeño fiscal entre todos los departamentos de Colombia, siendo además único en la escala máxima de calificación.
Consecuente con sus principios, el Dr. Botero sabe que su labor no termina con esta administración, sabe que todavía falta tiempo y trabajo para que muchos de sus sueños se cristalicen. Como frecuentemente lo afirma, desea ver un departamento con una vía al mar, con unas zonas económicas especiales adecuadas, aprovechando sus potencialidades; un departamento donde la gente no aguante hambre; sueña con una ciudadela de la salud, con un mayor acceso a la educación superior en todos los municipios, con mayores oportunidades de empleo; sueña con un departamento donde los niños vislumbren un futuro posible y no tengan que pensar en ganarse la vida lavando pocillos en Estados Unidos o España. Estas son las metas por las que ha trabajado en los últimos tres años y por las que aspira seguir trabajando desde los nuevos escenarios que le depare la vida.
El Dr. Botero pasará a la historia de Risaralda como uno de los gobernadores más jóvenes, de mejor desempeño y de vertiginoso ascenso político. Así, lo insinúan y refrendan la larga lista de condecoraciones recibidas por su destacada labor. Podría enumerar, entre otras, la Orden de la Democracia Simón Bolívar en el Grado de Gran Caballero concedida por la Cámara de Representantes, la Gran Cruz de Risaralda otorgada por la Asamblea Departamental, la distinción como Ejecutivo Joven otorgada por la Cámara Júnior Capítulo Pereira y la distinción como Egresado Distinguido que hoy, en nombre de la Universidad Tecnológica de Pereira, me honro en entregar con un enriquecido valor simbólico, toda vez que es el primer egresado de esta Universidad en ocupar la Gobernación del Departamento de Risaralda, por elección popular.
Pero a pesar de estos reconocimientos y los que seguramente vendrán en el futuro para él, el Dr. Carlos Alberto Botero López, para quienes lo conocen, posee una cualidad invaluable que es la sencillez. Sus logros profesionales han cambiado su vida, en el sentido en que le han permitido hacer mayores cosas por sus semejantes, sin embargo, el poder y la fama no lo embriagan. Él muy bien sabe que toda gloria es pasajera y que lo más difícil no es conquistarla, sino emprender la lucha, mantener el rumbo de los actos y no traicionarse a sí mismo.
Por último, cabe anotar que es deber de la Universidad procurar anticiparse a los cambios del entorno para formar profesionales innovadores, con visión de futuro y con capacidad para combinar las herramientas de la ciencia, la tecnología y el saber profesional, en un liderazgo de servicio a la comunidad. En el Dr. Carlos Alberto Botero López se materializan estas aspiraciones. Pláceme entonces, como Rector de la Universidad Tecnológica de Pereira felicitar al Dr. Botero por su capacidad y esfuerzo y animarlo a que con su labor, siga enalteciendo el nombre de ésta, Nuestra querida Universidad.
Reciba también su señora Madre, Doña Ofelia López de Botero, su familia, sus compañeros, sus amigos y allegados, mi sincera felicitación.
Adelante egresados que el futuro se puede construir.
Muchas gracias,
LUIS ENRIQUE ARANGO JIMÉNEZ
Rector
Fecha de expedicion: 2006-08-18