Han pasado treinta años desde que tres jóvenes oficiales del ejercito, subtenientes para mas señas, se matricularon en la Universidad Tecnológica de Pereira como estudiantes regulares de pregrado. Eran las épocas de la inocencia adolescente, cuando se cree que el futuro esta garantizado, que vamos de la mano de una especie de hada madrina que guía nuestros pasos. 

Los tres jóvenes de la historia trabaron amistad plena con sus compañeros de estudio y se confundieron con los demás, vibrando con la misma pasión de juventud de aquellas épocas. No dejaban de despertar una admiración especial por su condición de militares, pero jamás sentimiento alguno que no fuera cariño y compañerismo. De aquella muchachada de ayer, se fueron modelando profesionales responsables y serios, que fueron asumiendo tareas y responsabilidades sociales, en los mas diversos campos de la actividad humana. 

El tiempo, verdugo implacable, pasó. Los años diluyeron los sueños tejidos en el romanticismo propio de los años de estudiante. La vida se fue ramificando, una y otra vez, superando a cada paso los cruces de caminos inciertos; unas veces acertando, otras quizás no. Fue necesario, decidir por si mismo, correr el riesgo de tomar opciones: unos salieron airosos, otros menos, pero todos se mantuvieron de pié como corresponde: al final, el balance personal de cada cual. Total, la libertad de optar es lo que nos permite construir el futuro. Podemos cantar con el canta-autor español, «Caminante no hay camino se hace camino al andar» 

Las teorías modernas en Biología y Antropología nos enseñan que al igual que todos los organismos vivos estamos rodeados de membranas o cercos cognitivos, mediante las cuales interactuamos con el espacio exterior, desde la célula hasta el ser humano. El cerco cognitivo de los seres humanos es creado por ellos, a partir de la sociedad que es quizá su primera creación y son las instituciones las que modelan el cerco cognitivo. El espacio exterior también es una creación individual, construido por la imaginación del ser humano. No todos tenemos la misma visión del exterior a pesar de compartir el mismo espacio y el mismo tiempo. 
El ser humano, entre todos los seres vivos, es el único que puede romper la clausura cognitiva, que puede abrirse a los cambios, que puede rebelarse en el buen sentido de la palabra, que puede hacer su propia historia. 

El ser humano tiene la tendencia a no salirse del cerco cognitivo, a no pensar por si mismo, a delegar el razonamiento a crearse dioses artificiales. Cuando hablamos de rebelión estamos pensando en ser universales, complejos; a salirnos de las doctrinas rígidas: No hay sumisión más perfecta que el adoctrinamiento. 

Vencer la clausura que nos impone el cerco, abrirnos paso creadoramente, desechar las recetas simplificadoras, estar dispuesto a asumir la incertidumbre, es la única manera de encarar la vida con posibilidades de éxito. 

Éxito que no es individual que lleva de la mano a la familia, a los amigos, a los seres queridos.

La Universidad no es neutra en el devenir de sus egresados; los valores, conocimientos y principios, que subimos al equipaje personal, muchas veces en contravía de nuestra rebeldía biológica, propia de la edad Universitaria, habitan el acervo sicológico, que nos sirve de guía, dotándonos de la imaginación apropiada para superar obstáculos y aprovechar oportunidades. 

Pero por encima de todo, la individualidad cuenta: La tenacidad, la persistencia, la disciplina, el carácter, la autoestima, son todos ingredientes fundamentales para una buena mezcla. Cuando los hechos, determinan un resultado exitoso, la Universidad, Institución que albergó la matriz y el mortero donde se maceró el hechizo, dándole una particular forma al individuo, tiene todo el derecho a reclamar paternidad; y a compartir con los suyos la alegría de haber cumplido con el deber. 

La Universidad Tecnológica de Pereira, decidió no dejar pasar inadvertido el ciclo vital de algunos egresados que de manera excepcional se han destacado; por ello estableció la Condecoración al Egresado Distinguido, que se otorga de manera especial durante la Convención Nacional de Egresados. 

En esta oportunidad, a petición de la Junta Nacional de Egresados y a través de su Presidente el ingeniero Guillermo León Valencia Rojas, con el acompañamiento del Rector y del Presidente del Consejo Superior, doctor Luis Fernando Gaviria Trujillo, terna de personas que conformamos el Consejo que define la exaltación, por unanimidad se tomó la decisión de declarar egresado distinguido en el año 2002 al Ingeniero Industrial Rafael Horacio Ruiz Navarro, promoción del año 1976. 

La Universidad Tecnológica de Pereira se siente orgullosa por los logros alcanzados en el desempeño profesional y personal de nuestro ilustre egresado, el Ingeniero Industrial, Rafael Horacio Ruiz Navarro, hoy Mayor General de la República de Colombia. 

Revisar la historia laboral y académica de este ilustre egresado, confirma con creces el acierto de la designación; baste decir que además es Ingeniero Civil, Ingeniero de Vías y Aeropuertos; que tiene estudios de posgrado en Prevención y Manejo de Catástrofes Naturales, Alta Gerencia y Geopolítica. Que es profesor militar en Tercera categoría. 

Que ha ocupado, entre otros, los siguientes cargos: 

v Comandante Compañía de Ingenieros. 
v Ejecutivo y Segundo Comandante del Batallón Barayá 
v Jefe de la Sección Técnica de la Dirección de Ingenieros 
v Alcalde Militar de Armero Tolima 
v Jefe de Seguridad Fuerza Multinacional de Paz en SINAI 
v Jefe de Estado Mayor Cuarta División Villavicencio 
v Director Fondo Rotatorio del Ejército 
v Subdirector de Ingenieros Militares 
v Jefe del Programa de Desminado en Centroamérica 
v Comandante Segunda Brigada en Barranquilla 
v Director de Reclutamiento y Movilización del Ejército Nacional 
v Comandante Sexta Brigada Ibagué 
v Jefe de la Jefatura Logística del Ejército 
v Comandante de Tercera División Cali 
v Inspector General del Ejército 

Que ha recibido entre otras las siguientes órdenes, medallas y condecoraciones. 

Orden al Mérito Militar José María Córdoba en la Categoría de Oficial 
Medalla Batallón Guardia Presidencial 
Orden al Mérito Militar Antonio Nariño en la categoría de Comendador 
Orden al Mérito Militar José María Córdoba en la categoría de Comendador 
Orden al Mérito José María Córdoba en la categoría de Gran Oficial 
Medalla Brigadier General Ricardo Charry Solano al deber cumplido 
Orden al Mérito Aeronáutico en el grado de Gran Oficial. 
Orden al Mérito Naval Almirante Padilla en el grado de Gran Oficial 
Orden Antonio Nariño en el grado de Gran Oficial 
Orden de Boyacá en la categoría Gran Oficial 

Sus compañeros de estudio lo recuerdan con especial cariño y nos regalan anécdotas de su paso por Pereira, su segunda ciudad, donde dejó amigos entrañables. Cuando sus amigos se referían a él como el Suiche Ruiz, o más Fraternalmente como Chop-Chop. 

Alberto Villegas, Magú, fue con su hermano Fabio compañero de andanzas. El Arquitecto, Jaime Villegas Marulanda, «Galleta», padre de Magú, bohemio empedernido, y Señor a carta cabal, lo recibió como parte de la familia, brindándole todo el afecto necesario al punto que lo hizo sentir como su propio hijo. Son famosas las rumbas que financiaban con los recursos de la pasilla que era el patrimonio de los hermanos Villegas, en la época que ella significaba algún valor, hoy en día no la reciben ni regalada. 

El casino de oficiales del batallón San Mateo era el refugio de los amigos del subteniente Ruiz, como escenario de juego de Bolos y de King. 

Dicen que no aguantaba las chanzas en la universidad cuando le hacían boleo con la gorra o la utilizaban como artefacto para jugar Frisby. Mientras sus compañeros de armas, del famoso trío original, le jalaban al romance, él en cambio se dedicaba a la rumba y a los amigos. Me dice Magú que recuerda de memoria los nombres de los meseros del Rialto donde pudo asistir gracias a los favores de Galleta Papá. Dejemos acá estos retazos biográficos desde el ángulo de lo humano, para regresar al objeto de esta ceremonia que nos llena de emoción. 

Ingeniero y Mayor General, Rafael Horacio Ruiz Navarro, reciba en unión de su esposa Rosario Gaviria Casas y de sus hijos Rafael Eduardo y Alvaro Daniel, este reconocimiento de la Universidad que lo albergó y contribuyó a su formación, como una manifestación de gratitud y realce a una vida pletórica de esfuerzos, logros y servicio a la patria. Entra usted a formar parte de los egresados que señalaremos como ejemplo de superación y sacrificio. 

Dios lo guarde. 

Muchas gracias. 

LUIS ENRIQUE ARANGO JIMENEZ 
Rector 

Pereira, agosto 18 de 2002

Fecha de expedicion: 2002-08-08