DISCURSO FÍSICA Y SOCIEDAD

5 de septiembre de 2005 

Cuando me invitaron a participar en este Evento, Simposio Física y Sociedad – Año mundial de la física 2005, que se celebra en el mundo entero, al cumplirse el centenario de la publicación de cinco escritos de Albert Einstein, que sirvieron de fundamento para sentar las bases de la física moderna, me puse a pensar qué podría decir alguien como yo, que apenas se aproximó rudimentariamente a ese Universo enigmático y provocador de las ciencias llamadas básicas, a las cuales se les asigna la responsabilidad de ser el sustento de todo el conocimiento humano contemporáneo. 

Mi primera reflexión, que surge de mi vinculación al sector de la educación, se refiere a la falta de afecto de nuestra juventud al estudio de las ciencias básicas, falla estructural de suma gravedad que frena las posibilidades de progreso de nuestra Sociedad en términos de investigación, innovación y desarrollo. 

En nuestro cotidiano trasegar nos ha correspondido apreciar cómo nuestros escolares se apartan del estudio de estas disciplinas por considerarlas difíciles y aburridas; los resultados de las pruebas censales en la educación básica que se hacen en los grados quinto y noveno así lo testimonian y los resultados de las pruebas Icfes para la educación media no se alejan de la misma paradoja. 

En nuestras Universidades los programas asociados a las Ciencias Básicas apenas sobreviven por falta de demandantes y quienes deben estudiarlas como parte de su fundamentación obtienen por lo general resultados en las evaluaciones francamente mediocres: los índices de repitencia son extremadamente altos y los promedios en general definitivamente bajos, lo que denota que algo de fondo está sucediendo. 

No necesitamos hablar de la ausencia de posgrados en ciencia básica pues su existencia es prácticamente exótica. 

Si queremos ponerle fin a esta falencia de nuestro sistema educativo estamos obligados a repensar seriamente cómo vamos a enseñar la ciencia básica desde los primeros años para que ella aparezca deseada por nuestros niños y jóvenes. Hay que encontrar nuevos métodos y esquemas de enseñanza que los enamoren de las leyes y conceptos de las ciencias básicas como única garantía de potenciar su estudio y, por consiguiente, lograr avances significativos a mediano y largo plazo en la investigación, la innovación y el desarrollo. 

Habrá que ser innovadores, salirnos de los lugares comunes, usar la lúdica y la comunicación de una manera integrada para formar a nuestros niños quizás desde la cuna. Todo debe invitar a enamorarse de la matemática, de la física, de la química; todo debe enfocarse a desarrollar habilidades en estos dominios que además de fascinantes, potencian las capacidades de razonamiento y análisis en los humanos. 

La televisión poderosa arma de los tiempos que corren y que atrapa la mente de nuestros niños y jóvenes, debe hacer parte del concierto; desde ella se debe inducir un ambiente que propicie la familiaridad con los temas de la ciencia de una manera fácil y atractiva. Esta potente arma de formación que es la televisión no puede dejarse al arbitrio de los intereses comerciales de la pauta y el rating. 

La propaganda visual en las calles, los juguetes, las canciones de cuna y todo lo que vaya construyendo la conciencia infantil, debe privilegiar el mandato de provocar en los niños la curiosidad, el asombro, la interrogación sobre la Ciencia de manera apropiada, de tal forma que nuestros infantes se aproximen a ella de manera natural y con deleite. 

Un buen ejemplo de estos nuevos ambientes lo constituye Maloka; ojalá tuviéramos un Maloka en cada uno de nuestros Municipios en un esfuerzo que integre a la academia, el sector privado y las autoridades locales. 

No se trata tampoco de sustituir de manera absoluta los patrones tradicionales de formación, ni invocar un llamado al cientificismo deshumanizado; se trata de complementar la simbología con que estamos educando para lograr un mayor acercamiento de la sociedad con los temas de la ciencia. 
Si en algo se está de acuerdo al examinar el panorama cultural del pasado siglo XX, es en reconocer la irrupción de la Ciencia y la Tecnología en la sociedad. Paradójicamente, sus aportes esenciales al conocimiento de la naturaleza y al gozo intelectual que él provoca, aún no son totalmente considerados como contribuciones a la Cultura en su acepción más amplia. El ciudadano común se considera culto aún cuando no pueda explicar el motivo por el cual “la luna gira alrededor de la tierra sin un motor que la impulse”. Algo que han dado en llamar no sin cierta dosis de ironía: “el analfabetismo científico de la gente culta”. 

El fantástico desarrollo de la Física en los últimos cuatro siglos y, particularmente en el siglo XX, le crea un problema a la Educación en relación con el abrumador crecimiento de los conocimientos científicos que, dado su carácter educativo, deberán ser trabajados en el aula. Por otro lado, la democratización de la cultura y la integración al sistema formal de educación de prácticamente todos los sectores sociales, fenómeno característico del siglo XXI, provocan que una enorme masa de jóvenes esté en condiciones de acceder al conocimiento científico. Ésta realidad impone un examen cuidadoso de las metodologías a implementar para la construcción de conocimientos, tanto en el sistema formal como en el sistema no formal. La democratización del conocimiento científico y la expansión del volumen del conocimiento implican nuevos retos que deben asumirse con nuevos paradigmas. 

La popularización de la ciencia y la tecnología que antes era patrimonio de unos cuantos iniciados y hoy está accesible, deberá contribuir a que el conocimiento científico y tecnológico, constituya una componente central de la cultura, de la conciencia social y la inteligencia colectiva aportando a la efectiva integración cultural, étnica, lingüística, social y económica. 

Deberá ser posible que amplios sectores de la población accedan al desafío y la satisfacción de entender el universo en que vivimos y, sobre todo, que puedan imaginar y construir, colectivamente, los mundos posibles. Resulta indispensable ampliar los escenarios de la Ciencia y la Tecnología en general, y los escenarios de la física en particular, integrar lo formal con lo no formal, el discurso académico con el lenguaje coloquial, los materiales de laboratorio con los objetos domésticos y las manifestaciones materiales de la vida cotidiana, acercar el conocimiento científico y tecnológico al ciudadano común y a los temas de conversación de todos los días, los fenómenos científicos y tecnológicos han de constituirse en temas de opinión, tan próximos como los del mundo del arte, de la política o del deporte. 

Carl Sagan, quien a propósito consideró a Einstein como su héroe, mucho le enseñó a la humanidad en cómo hacer la Ciencia asequible al ciudadano común y a los niños, hay que perseverar en esos caminos. 

Incorporar la Ciencia y la Tecnología, y en particular la Física, a la cultura del hombre, deberá producir un impacto en el desarrollo económico y social de nuestra patria, más específicamente en su desarrollo sostenible y en el bienestar y la calidad de vida de la población mediante la conservación del medio ambiente. Ese conocimiento debe estar imbuido del fortalecimiento de la cultura nacional a través de la difusión y arraigo de los más elevados valores éticos que promuevan la convivencia en su sentido más amplio, nos reconcilien con la naturaleza y con la vida. Debe ser una educación objetiva, creativa, participativa, independiente, imparcial, plural y laica. 

La cultura de nuestro siglo XXI va a ser una cultura científico – técnica. Si queremos que nuestros jóvenes entiendan su compromiso y que la sociedad los acompañe, debemos esforzarnos porque comprendan, ambos, jóvenes y sociedad que la física es una actividad estéticamente atractiva, culturalmente importante y económicamente decisiva, o mejor, un instrumento esencial para nuestro desarrollo económico y social, para construir un país más prospero, más humano y por tanto más justo. 

Hablando de la estética de la Ciencia permítanme transcribir apartes de las palabras del célebre físico Stephen Hawking en la ceremonia de apertura del vigésimo quinto aniversario de los premios Príncipe de Asturias en abril de este año: 

“El determinismo científico también funciona retrospectivamente. Conocido el estado del universo en un instante dado, hay una única historia anterior que ha conducido hasta él. Si es así, ¿por qué no contamos la historia hacia atrás? La razón es que, como habitualmente carecemos del conocimiento completo del estado del sistema, es más probable que podamos predecir su evolución futura que su historia pasada. Consideremos, por ejemplo, un rompecabezas en una caja, y supongamos que se halla en el estado ordenado en que todas las piezas encajan. Si agitamos la caja, es probable que el rompecabezas pase a un estado desordenado, en que la figura esté fragmentada y las piezas amontonadas sin regularidad alguna. 

Sin embargo, como el rompecabezas se hallaría ahora en un estado desordenado, sería muy difícil determinar que su historia anterior procedía del estado completamente ordenado. Para lograrlo, sería necesario conocer con exactitud el estado desordenado actual y el movimiento de la caja durante la agitación. 

Esto constituye una manifestación de la denominada Segunda Ley de la Termodinámica, que es la forma científica de expresar con precisión la ley de Murphy: las cosas sólo van a peor. La Segunda Ley afirma que los sistemas evolucionan a estados más desordenados. La razón es simple: hay muchos más estados desordenados que estados ordenados. En el caso del rompecabezas, hay un solo estado completamente ordenado en que todas las piezas encajan, un cierto número de estados con algunos grupos de piezas encajadas entre sí, y un gran número de estados en que la figura está completamente fragmentada y las piezas amontonadas o diseminadas. Si el rompecabezas se halla en un estado parcialmente ordenado, es más probable que agitar la caja lo lleve a uno de los muchos estados más desordenados que a uno de los pocos estados más ordenados. En otras palabras, si agitamos la caja, es probable que fragmentemos aún más la figura. La probabilidad de que ésta se recomponga espontáneamente es muy remota.” 

O tomemos apartes del discurso del Profesor Pedro Miguel Etxenique a propósito de la inauguración del año mundial de la física en España: 

“El triunfo de la ciencia moderna es fruto de una combinación exitosa de dos realidades, la conjunción de la realidad física, probada por el experimento y la realidad abstracta de conceptos e imágenes, surgida de la búsqueda de coherencia interna que aportan las matemáticas. En este aspecto, como en tantos otros, la ciencia moderna es griega. 

Quisiera resaltar el carácter cognitivo de la Ciencia; su capacidad para despertar nuestra imaginación. La Ciencia es mucho más que sus aplicaciones prácticas. Es una aventura intelectual, una parte esencial de la cultura moderna que, en los últimos años, ha revolucionado nuestra concepción del mundo y de nosotros mismos. A mi parecer, y sin despreciar otras contribuciones, el edificio conceptual de la Ciencia Moderna es la obra colectiva cultural más importante de la humanidad. 

Entendemos, aunque por supuesto no del todo, de qué están hechas las cosas, por qué son como son, cuáles son las leyes que gobiernan las interacciones y cuál es el soporte conceptual de dicho conocimiento. 

Los físicos son los historiadores y los profetas del Universo. Experimentando en los laboratorios de altas energías, buscan los constituyentes últimos de la materia y las leyes básicas que gobiernan sus interacciones, para así comprender y predecir y por otro lado, intentan determinar las condiciones iniciales del universo, explorando las regiones más remotas y pretéritas del cosmos”. 

El aporte de Einstein al progreso de la ciencia y su impacto en la vida de la sociedad humana es inmenso y multifacético; los desarrollos en el campo de la física atómica y nuclear todavía nos aturden y estremecen; quizás lo que más se asocia en el imaginario colectivo a la genialidad de Albert Einstein es la sensación de lo desconocido, de los huecos negros, de la relatividad. 

Einstein, también le dejó a la humanidad profundas lecciones éticas y políticas en las búsqueda de la paz mundial; su lucha frontal contra el Nazismo y todos los fanatismos nos sirve de ejemplo de coherencia y nos entrega pautas de vida. 

Hay otra faceta de Einstein no menos conocida, ella fue su capacidad de producir frases que se hicieron celebres con el tiempo por su oportunidad y profundidad; que deben haber sido el producto de las hondas cavilaciones de una mente privilegiada capaz de percibir lo que los demás mortales no vemos. 

Algunas de estas frases quisiera recordarlas para que sirvan de estímulo a estas jornadas de reflexión: 

– «La mayoría de las ideas fundamentales de la ciencia son esencialmente sencillas y, por regla general pueden ser expresadas en un lenguaje comprensible para todos». 

– «La formulación de un problema, es más importante que su solución». 

– “Si la tercera Guerra Mundial se hace a golpes de bombas atómicas, los ejércitos de la Cuarta Guerra Mundial combatirán con garrotes.» 

– «Comienza a manifestarse la madurez cuando sentimos que nuestra preocupación es mayor por los demás que por nosotros mismos.» 

– «La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa.» 

– “Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad.» 

– «¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio.» 

– «Lo importante es no dejar de hacerse preguntas.” 

– “Hay dos maneras de vivir su vida: una como si nada es un milagro, la otra es como si todo es un milagro.» 

– «El que no posee el don de maravillarse ni de entusiasmarse más le valdría estar muerto, porque sus ojos están cerrados.» 

– “No tengo talentos especiales, pero sí soy profundamente curioso.» 

– «Dos cosas son infinitas: el universo y la estupidez humana. Pero no estoy seguro de lo que afirmo sobre la cuestión del universo.» 

Para terminar quisiera invocar la infinita capacidad de los seres humanos y atreverme a pronosticar que para el segundo centenario quizás podamos dudar de la estupidez humana. 

LUIS ENRIQUE ARANGO JIMÉNEZ
Rector

Fecha de expedicion: 2005-09-05