DISCURSO JORNADA ACADÉMICA PRESIDENCIAL
Pereira, 19 de Abril de 2006 

Debo agradecer al Señor Presidente de la República que nos hubiera honrado con su presencia a esta jornada académica sobre uno de los temas de mayor controversia en el país en los últimos años, como en efecto lo ha sido el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos de América. 

Dejando a un lado las ideologizaciones que obnubilan la razón y el entendimiento, hay que admitir que no es posible el desarrollo nacional si nuestra economía no progresa pensando en los mercados externos. La práctica de un desarrollo hacia adentro ya hizo crisis. Pero para hablar de mercados externos es necesario considerar a los Estados Unidos de América, no solamente porque son en la actualidad nuestro primer socio comercial, sino porque en términos estratégicos se vuelven un objetivo inevitable al representar la primera economía del mundo y además, de lejos, el primer generador y proveedor de conocimiento. Así lo han entendido los países emergentes del Asia, como China e India, quienes a pesar de las abismales diferencias ideológicas y culturales, alinean sus economías y su legislación para aumentar el flujo de comercio y para atraer inversión internacional a gran escala. Pero, adicionalmente, acondicionan su infraestructura científica y tecnológica, física y humana, para una transferencia de tecnología sin precedentes. 

Los acuerdos de libre comercio entre países son acuerdos preferenciales que deben implicar, a mediano y largo plazo, ventajas de lado y lado. A la hora de las sumas globales cada economía debe salir fortalecida; no deben ser acuerdos de suma cero; ni mucho menos acuerdos que resten. 

Alrededor de esta máxima, creemos que giraron las negociaciones que acaban de concluir y aunque hay que aceptar que algunos sectores quedaron amenazados, para otros, comparativamente mejor posicionados, el resultado fue positivo. 

Nuestra normatividad deja en manos del Congreso de la República y de la Corte Constitucional, la última palabra sobre la materia. Por ahora lo que corresponde es conocer las particularidades de los acuerdos para sintonizar el país con ellos; colocando la economía, la educación y la legislación en las mejores condiciones para sacarle provecho a los acuerdos. Las agendas de la Nación entera deben sincronizarse con el propósito de impulsar la economía a la sombra de éste y los demás tratados. 

Incluso para quienes dentro de su ideario político aspiran a negar la ratificación de los acuerdos en el Congreso de la República, se vuelve una prioridad conocer de manera específica el alcance de los acuerdos en cada uno de los temas en que se dio la negociación. 

Así lo hemos entendido en la Universidad Tecnológica de Pereira, por ello junto a la Andi Risaralda-Quindío y al Área Metropolitana Centro-Occidente, estamos trabajando en la preparación de un Diplomado que busca de manera sistemática estudiar los acuerdos con la participación de las personas que actuaron como negociadoras o que estuvieron en el cuarto de al lado acompañando la negociación. Es un esfuerzo académico dirigido a los empresarios, a los investigadores, a los académicos, a los funcionarios, a los generadores de política pública, a los políticos y a los líderes regionales. 

Que grato que este conversatorio haya servido de abrebocas a la tarea que estamos diseñando, concretando y promoviendo, para disponer de una oferta académica de gran importancia para la región y el país. 

El tratado y su impacto, al ser un tema tan complejo, que requiere de tanta información y análisis, no puede dejarse exclusivamente en manos de los intereses creados. Por el contrario, toda la sociedad debe participar en un ejercicio colectivo que nos permita ver el bosque más allá de los árboles. Naturalmente que la opinión de los productores y empresarios es sintomática de la situación coyuntural al entrar en vigencia el tratado y como tal debe ser escuchada y atendida en lo que sea posible. 

El libre comercio es una meta universal; así lo pregona la Organización Mundial del Comercio, de la cual nuestro país es signatario. Sin embargo, el proceso para llegar a ella debe ser gradual y la vía de los acuerdos bilaterales o regionales, como el que nos ocupa, es una práctica común y que ha demostrado ser a la larga beneficiosa. 

Los sectores que se verán afectados, que los hay, deberán recibir el respaldo y el acompañamiento para sobrevivir dignamente hasta tanto las condiciones económicas se transformen; vía reconversión hacia otros productos, vía mayor productividad, o vía subsidio directo como usualmente lo hacen Europa y los Estados Unidos en el caso de ciertos productos agrícolas. Así entendemos que lo hará el Gobierno y sobre este particular no quiero entrar en honduras, donde son el Presidente y los técnicos las personas más autorizadas para hablar. No quiero caer en la ligereza de pontificar sobre lo que apenas estamos conociendo. 

En el sector de la Educación Superior, de acuerdo a lo que se nos ha informado, el tratado no afectará los dos pilares en que se soporta nuestro sistema: el carácter sin ánimo de lucro para la prestación de este servicio y el derecho a los subsidios públicos. 

El primer punto se consideraba crítico pues abrir la puerta a la educación superior como negocio para particulares, como ocurre en los niveles inferiores de la educación, podría provocar lesiones a la calidad y la equidad. Y el segundo, aunque nunca estuvo amenazado, se temía que pudiera comprometerse por aquello del trato igual. Ambas características quedaron protegidas. 

Si los americanos quieren ofrecer educación superior en Colombia pueden hacerlo, como hoy ocurre, pero ajustándose a la normatividad vigente. 

En la Educación Superior no veo amenazas, veo más bien inmensas oportunidades. Por ejemplo, la población emigrante de habla hispana puede ser un gran objetivo para atender a través de internet con los llamados servicios transfronterizos. Esto será más viable en la medida en que nuestro sistema de calidad vaya afianzándose y logremos un mayor reconocimiento internacional. 

Debemos aprovechar las buenas relaciones con los Estados Unidos para circular académicos por nuestras universidades y viceversa. Los chinos usan como estrategia llevar a los líderes de los grupos de investigación de los Estados Unidos a pasantías a grupos de investigación en China. Yo creo que en este sentido podemos hacer mucho. En Estados Unidos hay una comunidad científica de colombianos y amigos que podría servirnos de apoyo. 

Por lo pronto, y aceptando estos nuevos desafíos de la internacionalización del conocimiento y de la educación superior, en la UTP nos hemos propuesto identificar y desarrollar múltiples lazos de cooperación y acercamiento con universidades norteamericanas que le permitan a nuestra comunidad académica realizar pasantías, postgrados y contar, eventualmente, con dobles titulaciones. 

Es claro que, además del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, el país ahora explora nuevas negociaciones que nos permitan contar con instrumentos similares para nuestra actividad comercial con el resto de América Latina o con Europa. 

En esta forma, desde la educación superior, que es nuestra responsabilidad específica, el mayor reto con el Tratado de Libre Comercio es colocar las universidades al servicio del desarrollo nacional y ello implica reconocer que se requiere una Universidad transformada; para mí, enmarcada en los siguientes términos: 

Una Universidad de masas en contraposición a una universidad de élites; esto demanda mayor eficiencia, nuevas fuentes de financiación y nuevos recursos del Estado. 

Una Universidad que investigue sobre nuestra realidad y brinde soluciones a los problemas regionales y nacionales. Que patente los nuevos conocimientos o las nuevas aplicaciones. 

Una Universidad innovadora que apoye y promueva la industria nacional, para ello requerimos trabajar duro lo técnico y tecnológico repotenciando esta formación que ha sido deficitaria. 

Una Universidad flexible, que eduque para toda la vida, con entradas y salidas sistemáticas, que una, no que segregue. Una Universidad que se actualice en sus currículos de manera permanente para adaptarse a los cambios. 

Una Universidad que lleve la revolución a las aulas con nuevas propuestas de enseñanza-aprendizaje, que utilice las TIC´s, que forme por proyectos, que use la interactividad. Que acompañe al estudiante en su aprendizaje con el criterio de que todos somos susceptibles de aprender. 

Una Universidad que promueva la convivencia pacífica y el respeto a la diferencia. Una Universidad que cuestione de verdad y no que se vaya por el fácil atajo de las consignas. 
Una Universidad que promueva la calidad en todos los órdenes como factor diferenciador irrigándola a todas las actividades de la sociedad. 

Señor Presidente: 

Puede usted contar con la Universidad Tecnológica Pereira como una aliada en la causa de promover el progreso nacional en términos de equidad social. Le prometimos 10.000 estudiantes, hemos superado los 10.500, y seguiremos creciendo. 

Le prometimos una Universidad de calidad; nos Acreditamos Institucionalmente y perseguimos la calidad como un bien supremo en todo lo que hacemos. En particular resaltamos la acreditación de nuestros laboratorios de metrología, de prueba y ensayo, y de un organismo certificador de producto, para el que fuimos seleccionados por la Superintendencia de Industria y Comercio y el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, dentro del programa Unión Europea – comunidad Andina de Naciones. Certificamos lotes de producción y sello de producto. Ya certificamos nuestro primer producto; café verde de exportación para una empresa local que exporta a los mercados Europeos y estamos abiertos a prestar servicios en una vasta gama de sectores productivos. Con nuestros laboratorios y con la red de laboratorios de la región, el Organismo Certificador de Producto aspira a servir de soporte de calidad a la industria de la región y del país en la mira de conquistar los mercados externos. 

Ahora requerimos de la reciprocidad de su Gobierno para proseguir la marcha. 

No podría dilapidar la ocasión de disponer de su presencia sin hacerle dos propuestas específicas: 

1. Un nuevo cupo en crédito FAD para completar la tarea cumplida, de por sí extraordinaria pero inconclusa, de dotar nuestros laboratorios de Investigación y Docencia. 

2. Recursos de inversión para construir nuevas aulas que alberguen el crecimiento acelerado que traemos y que seguiremos promoviendo. 

Señor Presidente, 

Muchas Gracias. 

LUIS ENRIQUE ARANGO JIMÉNEZ
Rector

Fecha de expedicion: 2006-04-19