Pertinencia y Responsabilidad Social Universitaria – Foro ASCUN
Pereira, 11 de junio 2009
Bajo el sugestivo nombre de Pertinencia y Responsabilidad Social Universitaria, Ascun ha convocado este foro Nacional en Pereira teniendo como sede la Universidad Tecnológica de Pereira; foro que hace parte de las deliberaciones programadas por ASCUN alrededor de las temáticas universitarias, como antesala de la II Conferencia Mundial de Educación Superior, organizada por Unesco y que tendrá lugar los primeros días de julio en Paris.
Para la Universidad Tecnológica de Pereira y las demás universidades del departamento, es un placer recibir a tan importantes delegaciones del orden nacional y sobre todo, una oportunidad para ventilar en conjunto temáticas tan esenciales para el devenir de la educación superior para Colombia, Latinoamérica y el mundo, como las enunciadas.
Nos ha correspondido movernos en un mundo profundamente cambiante, donde el conocimiento ha renacido con una fuerza arrolladora como el principal factor de progreso y bienestar; ello, naturalmente nos coloca en el centro de las esperanzas de transformación de la sociedad.
Pero aunque el conocimiento se ha vuelto desencadenante de progreso y el mayor generador de valor, los desequilibrios sociales han seguido profundizándose y el deterioro al medio ambiente continúa amenazando de manera alarmante la suerte de la humanidad.
El mundo y sus contradicciones es consciente de la encrucijada en que se halla, y a pesar de ello, en el terreno de los hechos, es poco lo que ha logrado hacerse. No obstante hay que reconocer que cada vez es mayor la preocupación de la sociedad y afloran iniciativas de diversa naturaleza que buscan enfrentar de manera global las amenazas a la sostenibilidad, en particular son de destacar los objetivos de desarrollo del milenio, el Global Compact, y los principios de ciudanía global corporativa de Naciones Unidas; los acuerdos, cada vez mas envolventes, de las cumbres ambientales, además de múltiples iniciativas multilaterales.
Por el lado de las universidades también la conciencia es creciente aunque con sus particulares espantos.
Acostumbrados como estábamos a una Universidad militante, que todo lo aplazaba a favor de un nuevo orden social, nos tocó enfrentarnos a la necesidad de transformarnos en la marcha o quedar marginados, fuera de lugar, oscurecidos por una sucesiva ola de nuevos paradigmas, conceptos y realidades, que no cesan de fustigar con razón la gestión universitaria.
Acreditaciones de calidad, competencias, ciclos propedéuticos, formación para el trabajo, indicadores de gestión, innovación, nuevas tecnologías de la información y la comunicación, educación virtual, transferencia de conocimiento al sector productivo, deserción, responsabilidad social universitaria, rankings, propiedad intelectual, patentes, etc.; para no mencionar sino algunas de las más relevantes.
Todo ello, de manera inescapable, nos arroja a una carrera incesante hacia nuevos modelos, abordajes y conceptos que no dan tregua ni pausa.
Y esto ocurre, en medio de agresivos incrementos en las coberturas educativas que vuelven a las universidades escenarios de masas, a diferencia de las bucólicas instituciones de élite que dominaron en el pasado reciente. Crecimiento que por supuesto, abulta las dificultades al ingresar a las universidades contingentes humanos con enormes carencias académicas y sociales.
A lado, de esta transformación cuantitativa y cualitativa de las universidades han emergido o exacerbado contraculturas en contravía de la misión universitaria: Alcoholismo, consumo de alucinógenos, prostitución, delincuencia, etc.
Es este el panorama actual de la educación superior, que sin ninguna duda reporta diferencias y exige decisión para abordar las tareas con nuevos enfoques y estrategias.
Pero la tarea de las universidades es inmensa y desborda en sus alcances sus problemáticas internas.
Siendo el conocimiento el motor transformador por excelencia, las instituciones educativas deben trascender de la simple formación de profesionales para avanzar hacia otros ámbitos y dominios que permitan incidir en la sociedad para transformarla en términos del desarrollo humano.
Hay que correr el velo que por mucho tiempo nos distancia de lo real, y penetrando el acontecer social, formularnos con franqueza algunos interrogantes y tratar de resolverlos:
¿Somos conscientes de los impactos que estamos provocando en lo positivo o en lo negativo? Francamente muy poco; más bien hemos estado lejanos de las verdaderas dinámicas sociales que actúan en la sociedad y la modelan, cuando no encerrados en un autismo paralizante. O quizás lo que es peor responsabilizando a los demás, una cómoda práctica que suele tener asiento en los humanos.
¿Tenemos responsabilidad en la construcción o de construcción de la cultura que nos enfrenta a hábitos sociales que no respetan la vida de los semejantes?
¿Tendremos alguna responsabilidad por acción o por omisión, con el desinterés de la sociedad por la naturaleza y el medio ambiente?
¿Será posible que la violencia, el narcotráfico, la prostitución infantil, la corrupción, el irrespeto a la ley, entre muchas otras sean conductas y culturas, de las que somos ajenos por completo? Creemos que no.
¿Será normal que una sociedad no asuma compromisos cuando una gran parte de ella está en condiciones de pobreza e indigencia; y cuando la primera infancia que sobrevive llega a los ciclos de la educación formal malnutrida y por supuesto con daños irreparables?
¿Cómo vamos a aportar al cumplimiento de los objetivos de desarrollo del milenio?
¿Será que la competitividad de las regiones es un asunto solo de los Gobiernos y los empresarios, mientras las Universidades pasan de lado como observadores? Por supuesto que no, ellas no solo deben involucrarse sino aportar a ella.
¿Será que el calentamiento global no nos compete?
¿Nos quedaremos de historiadores y comentaristas del desastre?
El mundo tiene enormes e inmensos problemas que no pueden pasarnos por el lado sin pena ni gloria.
La educación en todos sus niveles tiene que plantearse interrogantes y dilemas de esta naturaleza, y desde luego actuar en consecuencia.
La pertinencia y la responsabilidad social hay que examinarlas a la luz de estas temáticas, y a fe que el Sistema Universitario y el MEN están empeñados en hacerlo.
No es una tarea sencilla, hay que moverse con sabiduría enfrentando y resolviendo tensiones de diverso orden que complejizan la acción; permítanme mencionar algunas:
1- Calidad y acceso universal
¿Cómo atender el dilema de lograr la excelencia cuando cada vez llegan a las universidades jóvenes con mayores carencias académicas?
Como lograr que una vez ingresados estos jóvenes sobrevivan en las Universidades?
¿Cómo seguir creciendo las Universidades, con modelos de formación que cuiden la calidad?
2- Calidad y equidad social regional.
¿Cómo lograr el acceso a la educación de los jóvenes de la Colombia rural sin deteriorar la calidad?
¿Cómo darles a los colombianos de manera real la igualdad de oportunidades?
3- Pertinencia y demandas de los usuarios de la educación.
¿Cómo manejar las asimetrías entre las ofertas académicas pertinentes y la demanda de los jóvenes?
¿Cómo incidir en las tendencias predominantes de intereses de los jóvenes para que se formen en lo que más conviene al desarrollo en términos de equidad y sostenibilidad?
4- Pertinencia y excelencia
¿Cómo estimular las disciplinas estratégicas para el conocimiento como la ciencia básica y la formación de maestros para que acudan a ellas los mejores perfiles académicos y no sean carreras de descarte?
5- Autonomía y financiación.
¿Cómo ejercer la autonomía de manera plena sin resolver los problemas de financiación?
¿Cómo hacer lo que se debe y no lo que se puede venciendo las limitaciones de orden económico y político?
No obstante que a veces es ardua la tarea, las universidades se están moviendo de manera innovadora dentro de sus capacidades para asumir los nuevos retos; es verdad que apenas estamos despertando, pero lo importante es que ya estamos en marcha.
Es mucho lo que la relación Universidad-Empresa- Estado-Sociedad Civil puede proveer en oportunidades para el accionar universitario en términos de pertinencia y responsabilidad social.
Los planes de desarrollo de los entes territoriales, los de competitividad y los de las Universidades deben articularse y fortalecerse mutuamente.
Los propios planes de desarrollo de las universidades deben ser oportunidades para interactuar con la comunidad al más amplio nivel. La labor educativa debe trascender los linderos de los campus y llegar a todos los actores propiciando la construcción de nuevas visones y capacidades.
La investigación, sin abandonar la ciencia básica, debe enfatizar la aplicada atendiendo a las necesidades regionales; tanto en lo productivo como en lo social.
Las ofertas académicas no solo deben moverse con las señales del mercado, sino que deben apuntalar las apuestas de competitividad y de desarrollo humano.
Las comunidades universitarias deben bajar del Olimpo e involucrarse con la sociedad.
Las universidades deben romper su silencio y ejercer su pensamiento crítico con libertad, pero a la vez deben arrojar luces sobre futuro y propuestas de política pública a los Gobiernos.
Los grandes problemas de la humanidad y las estrategias para enfrentarlos deben atravesar los currículos visibles y ocultos de las universidades.
Las universidades deben contribuir a la comprensión del proceso de transformación social global con características negativas que está emergiendo y suscitar el debate global sobre la imperiosa necesidad del cambio.
Las universidades deben construir el conocimiento que sustente el funcionamiento de la sociedad responsable.
Las universidades deben formar a los nuevos líderes sociales con las adecuadas competencias para conducir la sociedad hacia la responsabilidad social y por ende hacia el desarrollo humano.
Y esto no podrá hacerse debidamente sino aprendemos a leer las realidades de las culturales emergentes, a reconocerlas y a intervenirlas con nuevos e innovadores abordajes.
En fin, estimados foristas, habrá lugar durante el evento de hablar sobre estas y otras cosas más, solo permítanme como Rector de la Universidad Tecnológica de Pereira darles la bienvenida y desearles una placentera estancia en la Perla del Otún.
Muchas gracias,
Luis Enrique Arango Jiménez
Rector
Universidad Tecnológica de Pereira
Fecha de expedicion: 2009-06-10