Sobre la conclusión central del informe, que a todas luces determina la presunta capacidad de las universidades Públicas, de aumentar la cobertura con la misma infraestructura y recursos disponibles, no tenemos mayores objeciones. Mas aún esta ha sido mi tesis desde que asumí la rectoría el 3 de enero de 2000; tanto es así que a la fecha y después de un proceso gradual, hemos doblado los cupos de ingreso a primer semestre pasándolos de 600 estudiantes por semestre a 1200 estudiantes en términos redondos. Ello ha posibilitado que la matrícula total continúe evolucionado al pasar de poco mas de 4000 estudiantes en el año 99, a los 5306 que reporta el documento en discusión para el año 2001, y a los 6417, verificados en el momento de escribir estos comentarios.

Con la precisión anterior, quiero dejar en claro que el sistema Universitario Estatal no ha sido renuente a propiciar un aumento de cupos y por ende la matrícula total de manera progresiva; no tengo datos a la mano para juzgar de manera comparada pero por lo que conozco esta ha sido la tendencia: la evolución histórica de la matrícula lo debe testimoniar.

La disminución de los estudiantes de postgrado está referida exclusivamente a la crisis económica del país, toda vez que la oferta posgraduada se hace por lo general de manera autofinanciada o por lo menos cofinanciada. Vincular la eficiencia de las Universidades con el número de estudiantes atendidos en los postgrados es un criterio que parece equivocado; mas aún cuando los servicios docentes de los postgrados no se apoyan por lo general en los docentes que computan para el cálculo de la variable TCE (número de docentes de tiempo completo equivalente).

Hablando del caso del Universidad Tecnológica de Pereira, con las decisiones ya adoptadas en materia de cupos, no tenemos ningún inconveniente con la meta de cobertura que proyecta el informe con la mayoría de los indicadores; a excepción del que mide los aportes Nacionales por número de estudiantes, indicador que no tiene pies ni cabeza: que tal que nos pusieran como referente a la universidad militar Nueva Granada que sólo recibe un 8% de recursos Nacionales? En donde quedaría la equidad ?Ello no implica que desdeñemos hacer esfuerzos por generar recursos propios, de hecho lo hemos venido haciendo como puede comprobarse fácilmente.

Me parece que el documento no revela el progreso que viene logrando el Sistema y mas bien hace un corte seco al año 2001, sin reconocer el proceso de mejoramiento en marcha, no obstante la diversidad en los momentos de partida y en la forma y modos de proceder.

De otro lado no hay referencia alguna a la necesidad de diversificar la oferta académica, pareciera que la insinuación a los usuarios del informe fuera la de hacer mas de lo mismo, dejando de lado la urgencia de avanzar en nuevas ofertas que ataquen las demandas crecientes de un mundo en evolución: El Estado debe procurar una política que estimule la creación de nuevos programas, que siendo pertinentes, es imposible costearlos con la sola apelación a la tesis de mayor eficiencia.

El indicador de productividad académica, que mide el número de estudiantes por el número de profesores de tiempo completo equivalente, me parece un indicador crudo, que debe modularse atendiendo a los esfuerzos que están haciendo las instituciones en materia de formación doctoral de sus docentes. Para el caso de mi universidad, tenemos 24 profesores en comisión de estudios, aplicados a la formación doctoral, estrategia que nos permitirá en muy poco tiempo llevar el número de doctores a una cifra tal que represente mas del 10% de nuestra planta. Evadir esta variable, es una clara invitación a no avanzar en la dirección de calificar en términos de calidad nuestra plantilla docente.

Lo mismo puede predicarse de la ausencia de interacción en el indicador del tiempo que los docentes emplean a través de descargas académicas en la investigación. El hecho de agrupar las universidades en bloques, mas o menos homogéneos no exime el análisis de una gran debilidad; para muestra un botón, como comparar en estos menesteres de la investigación con un indicador agregado, a la Universidad de córdoba con una Universidad madura y centenaria, como lo es la Universidad del Cauca.

No es mi interés desconocer el esfuerzo realizado en el documento en comento, sólo que debe advertirse la gran relatividad que comporta por atender a una supersimplificación de la complejidad de las Universidades cayendo en conclusiones reduccionistas que los usuarios del informe pudieran sobrevalorar.

Con todo pienso que los datos y proyecciones de este estudio de ninguna manera le serán indiferentes al Sistema, y por el contrario contribuyen al afianzamiento de la cultura de la medición, paso fundamental en la dirección de profundizar los procesos de autorregulación que estamos adelantando.

Finalmente quiero expresar que estas reflexiones sólo me comprometen personalmente, el colectivo de rectores habrá de ocuparse oportunamente de hacer un pronunciamiento oficial.

Luis Enrique Arango Jiménez
Rector Universidad Tecnológica de Pereira.

Fecha de expedicion: 2002-09-23